Da igual si te has largado unos días fuera o si te has quedado en casa, hay algunas cosas que me da la impresión, que vienen arraigadas al periodo vacacional, nos ocurren a todos y si lo piensas que sería del verano sin ellas.
A quien no le ha pasado, de estar tranquilamente en una terracita disfrutando de unas cañas fresquitas, con su copa helada, tus aceitunas verdes (que es que a mi las negras me dan repelús), tus panchitos o patatas, una compañía y conversación de lo más agradable y relajante, cuando de repente... se te planta enfrente de la mesa un canijo, con cara de malo, malo y mirándote fijamente, desliza sus manitas repletas de mugre y todo tipo de bacterias, hasta tu plato de aceitunas y no coge una, nooooo, coge un puñado y toquetea el resto de ellas.
Miras hacia las mesas vecinas, buscando a los padres del angelito y fijo, pero fijo que la tipa que te mira con cara de ¡A qué es un encanto!y a la vez ¡Si le dices algo a mi cachorro, te arranco los ojos!, es la madre del ladrón de aceitunas, bueno a esta altura de la película, el mamón del niño ha arrasado con las aceitunas, los panchitos, las patatas y no se te ha bebido la cerveza, porque no es coca-cola, sino también te la chupetea.
Y aquí es cuando, aunque seas el mismo Herodes y odies a Walt Disney, no tienes más remedio, que esbozar una sonrisa de esas que se te atragantan y le dices al monstruito tragón:
-Anda guapo, porque no te vas un ratito con tú mamá, mira si está allí, su mesa es igual que la nuestra, redondita, con cuatro sillas.., anda mono-.
Pero ya no sirve de nada o te cambias de terraza, o el niño cabrón va a estar cada dos segundos, volviendo a tu mesa y mirándote con cara de empanao, mientras sigue zampándose todos los aperitivos que te pongan.
Las maletas, algo tan simple como un rectángulo con ruedas, puede convertirse en un infierno, en cuestión de segundos. Muchas vacaciones comienzan como el rosario de la aurora por ellas, es así y no tiene vuelta de hoja.
Si viajas en coche familiar, por muy grande y espacioso que sea el maletero del mismo, siempre hay algo que no cabe. La situación suele ser la siguiente:
Tu pareja se baja la maleta tamaño XXL al coche, (a eso de las 5 de la mañana, por aquello de salir con la fresca, que suena fatal pero se dice) y tú te quedas arriba ordenando bajar "cosillas" a los niños, porque esta situación se suele dar sobretodo si tienes hijos, les agencias el cubito con la pala, las aletas, las gafas de buceo, vamos toda la parafernalia playera y les mandas que vuelvan a subir claro, les endosas los neceseres, la nevera portátil con el agua y los zumos... vamos lo normal.
Ya desde la calle te llega un susurro de:
- Dile a tu madre, que deje de bajar cosas-, el tono aun es suave, por lo que al siguiente viaje de los críos, les cargas con otras dos chorraditas y bajas con ellos.
Cuando llegas al coche, tu marido anda haciendo un tetris en el maletero, cagándose en la madre que parió a Panete ( que no se quien es ese, pero mi padre lo decía mucho) y de una mala leche impresionante.
Como el que no quiere la cosa, mientras colocas en el asiento del copiloto, tus cd`s, tu bolso de normal y el de emergencias ( este suele llevar toalla por si alguien se marea, bolsas de plástico por si ya se marean mucho, paracetamol, biodramina, chicles, tampones, compresas, hasta un costurero pequeño, que nunca se sabe cuando puedes necesitarlo), pues mientras, le sueltas al pobre hombre que está dejándose la piel intentando cuadrar el dichoso cubito de playa...
- Arriba quedan dos maletas más, pequeñas ehh, y acuerdate de apagar la caldera- el susodicho alucina en colores, te mira con cara de endemoniado y sube a por las maletas.
Después de aproximadamente una media hora, de sacar y meter cosas del maletero y de una larga retahíla de juramentos en arameo, todo queda colocado y partes rumbo a tu destino vacacional sin más problemas, siempre y cuando no seas tan cabrona de preguntar:
-Cariño, ¿te acordaste de cerrar la llave de paso?-, si eres de esas, preparaté para un viaje movidito.
Otra de las cosas típicas de las vacaciones, sobretodo si es en un hotel y vas sin hijos, es la parejita que se te pega como una lapa todas las vacaciones.
Llamadme antisocial, pero yo ya tengo amigos y muy buenos por cierto. ¿Tengo cara de querer hacer nuevos amiguitos?, Noooo!!!! mi cara dice, tengo 10 días para hacer lo que me de la gana, a las horas que me apetezca y a mi bola, sin contar con nadie más.
Pues no, por que como te toque una de estas parejas adosadas, te puedes dar por jodida, aparecen por todos los lados y pretenden que te chupes todas las excursiones y salidas que el hotel tiene preparadas.
Llegas al comedor para desayunar, con los ojos medio cerrados aun y buscando desesperada la cafetera, para enchufártela en vena y allí están saludándote con la manita y haciendo gestos para que te sientes en su mesa.
Bajas a la playa y cuando estás tan agusto, pancita arriba, los ojos cerrados, relajada y con el vaivén de las olas, te dan un susto de muerte y sueltan eso de...
-Que casualidad, con lo grande que es el mar, es que nos encontramos en todos los lados- y tu piensas ahora es 4 o 5 litros mas pequeño, que son los que me he tragado con el susto que me habéis pegado, capullos.
Decides ir a dar un paseo por el pueblo y te sientes en la terraza que te sientes, entres en la tienda que entres, allí están la parejita feliz, bueno feliz... porque normalmente tienen una particularidad, entre ellos no se hablan apenas, te dan la chapa a ti, contándote su vida y milagros en fascículos y encima es todavía más coñazo de lo que tu podías imaginar.
La verdad es que como ya os he dicho, soy antisocial y pelín borde, así que las veces que esto me ha ocurrido o presiento que me va a ocurrir, corto por lo sano, a la segunda "coincidencia" con ellos, lo digo claro y para que no quede margen de error:
-He venido a tomar el sol, comer, descansar y pasar el mayor tiempo posible en la cama, lo demás como que, no me interesa mucho, ya vendré de jubilada para hacer excursiones, me voy a hacer la siesta- y sonriendo mucho, por aquello de parecer educada, me largo sin dar opción a réplica.
Reconozco que soy más de hoteles los prefiero, pero en alguna ocasión he cogido la opción del apartamento, sobretodo si era para un periodo de mas de 10 días y que queréis que os diga, eso de pasarme todo el santo día barriendo arena para luego como dice un amigo mío, seguir encontrándola hasta en la paella, tener que poner lavadoras, tender ropa, hacer comidas o cenas, ordenar todas las mañanas antes de bajar a la playa, recoger la cocina antes de acostarme, bufff es como estar en casa, pero con mosquitos tigres y un colchón que te destroza la espalda, de lo blandito que está el pobre.
Paso, prefiero el hotel, que me levanto y me olvido de todo, hasta de las niñas, que a ellas si que las apunto a toditas las actividades que haya programadas para su edad. Es que ellas si están en edad de ser sociables y conocer gente...
Y es que viajar con niños, conlleva sus riesgos, si normalmente no te hacen ni puñetero caso en su hábitat natural, cuando se desubican, se vuelven locos e hiperactivos.
El primer año que me lleve a mi hija pequeña de vacaciones, era apenas un mico de 1 año, y desde el primer día ya fue un sinvivir. La nena es así, ha salido a la madre creo, el caso es que en cuanto la saqué del carro la primera mañana con sus pañales, esos que dicen que aguantan el baño, que ya os digo yo que es mentira, me pasé los 15 puñeteros días, con el corazón en la boca, persiguiéndola por todo el hotel.
Aprendió rápido que con la pulserita que llevaba en la muñeca, le daban todo lo que pedía, así que si la perdías de vista con acercarte al chiringuito donde estaban las bolsas de patatas fritas y las aceitunas, la encontrabas fijo.
Yo no necesité reloj en todos esos días, sabía exactamente cuando eran las 12;30, las 17;30 y las 22;30 gracias al angelito, si la enana dejaba lo que estuviese haciendo y se encaminaba hacia unas puertas acristaladas, pegadas a la piscina, eran las 12,30 y es que a esa hora sacaban bandejas con fruta fresca para la piscina.Que se levantaba e iba hacia la barbacoa, era la hora de la merienda seguro, yo como una idiota con el potito de frutas detrás de ella y la niña señalando los perritos calientes y con el otro bracito enseñando la pulsera de colores y ya el acabose era por las noches, que con ayuda de su hermana trepaba al taburete más cercano y pedía un helado al pobre camarero, que estaba de curro hasta las orejas poniendo copas.
Lo mejor de todo era que no sabía hablar, balbuceaba palabras sin ningún sentido y señalaba, pero todo el personal del hotel la entendía sin ningún problema, la primera palabra que mi hija pronunció, no fue papá o mamá, no, su primera palabra fue Pocopoco y esto era simple y llanamente comida, que quería pan-pocopoco, que quería patatas-pocopoco, jamón-pocopoco, así que al segundo día todos los camareros, sabían lo que el monstruito pedía.
Me la traje a Madrid echa una bola, más feliz que un regaliz y yo volví con 2 Kilos menos y más cansada de lo que me fui. Menos mal que al año siguiente, ya la admitían en las actividades y con prevenir a los monitores de sus escapadas a los sitios donde hubiese comida, pude relajarme.
Afortunadamente los niños crecen y con los años, se van volviendo más independientes y van más a su bola, este año no ha habido hotel, ni apartamento, ni playa, ha habido jardín, chalet y piscina, una semanita de lo más relajada y con muy buena compañía.
Me he evitado al niño pidón de aperitivos, la parejita feliz, el programa de"niños entretenidos, padres felices" y la experiencia sin parangón de las maletas en el coche, que con 3 bikinis y 2 camisetas lo he apañado. Además mi peque ya habla perfectamente y sabe coger la comida ella solita del frigorífico, así que ni de eso me he tenido que ocupar.
Desde luego el año que viene, no se por donde andaré pero repito, esta vez dos semanas, que una semana se me ha hecho corta, con el permiso de la dueña de la casa claro.
A disfrutar de Septiembre gente!!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario